Spa 1998: el día que el caos coronó a Jordan

La historia del Gran Premio de Bélgica de 1998 es, sin exagerar, una de las más caóticas y memorables de la Fórmula 1 moderna. Spa-Francorchamps, con su clima cambiante y curvas legendarias, fue escenario de una carrera que lo tuvo todo: accidentes masivos, clima extremo, enojo entre campeones y una victoria impensada para un equipo que nunca había ganado.

Una largada infernal bajo la lluvia

La lluvia caía con furia sobre el trazado belga desde antes de la largada. Cuando se apagaron las luces, David Coulthard perdió el control de su McLaren al acelerar, y lo que siguió fue una de las carambolas más impresionantes jamás vistas: 13 coches quedaron fuera en segundos. La pista era un caos de fibra de carbono y humo. La dirección de carrera no tuvo opción: bandera roja y reinicio total.

Schumacher lidera… hasta el desastre

Michael Schumacher enfurecido tras chocar con David Coulthard durante el Gran Premio de Bélgica 1998 en Spa-Francorchamps.
Schumacher pierde el control… y la paciencia. Tras chocar con Coulthard bajo la lluvia de Spa 1998, el alemán protagonizó uno de los momentos más explosivos de su carrera.

Cuando la carrera volvió a comenzar, el agua seguía cayendo, y el Gran Premio se transformó en una prueba de supervivencia. Michael Schumacher, siempre impecable bajo lluvia, tomó la punta con una conducción magistral, y parecía tener todo bajo control hasta que se topó con un coche rezagado: el de Coulthard. En una maniobra polémica, chocó con el McLaren y su Ferrari quedó destruido. El alemán marchó directo al box de McLaren, furioso.

El triunfo menos esperado: Jordan 1-2

Mientras tanto, los dos Jordan —Damon Hill y Ralf Schumacher— seguían en pista. Eddie Jordan pidió a sus pilotos que no pelearan. Hill cruzó la meta en primer lugar y logró su última victoria en la F1. Para Jordan, fue el primer triunfo en la categoría, y encima con doblete.

Una carrera para la historia

Ese día no ganó el coche más rápido, ni el piloto más dominante. Ganó quien supo sobrevivir. Spa 1998 quedó grabado como una de las carreras más épicas por su caos, tensión y desenlace inesperado. Fue una demostración clara de que en la Fórmula 1, incluso lo imposible puede pasar.

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