La temporada 2025 de Fórmula 1 está lejos de lo que Fernando Alonso y Aston Martin imaginaron a comienzos de año. Después de un 2023 revelador y un 2024 en ascenso, el equipo de Silverstone ha dado un paso atrás en cuanto a competitividad. Sin embargo, detrás de este rendimiento decepcionante se esconde algo más profundo: una estrategia a largo plazo centrada en el gran cambio reglamentario de 2026.
El piloto asturiano, bicampeón del mundo, ha sido uno de los pocos puntos altos de una escudería que no logra consolidarse en la zona media-alta. El Aston Martin actual muestra una base técnica que ha envejecido rápido. Además, la aerodinámica no responde bien en circuitos de carga media o variable. Tanto en clasificación como en carrera, el ritmo no está a la altura de las expectativas. Aunque el equipo ha logrado rescatar algunos puntos, los podios parecen tan lejanos como las esperanzas que generaron los primeros tests de pretemporada.
Pero en este caso, los resultados inmediatos no lo son todo. Según fuentes cercanas al equipo, Aston Martin decidió enfocar buena parte de sus recursos en el coche de 2026 desde muy temprano en el año. El fichaje de Adrian Newey, tras su salida de Red Bull, fue un punto de inflexión. Su llegada, junto al trabajo de Andy Cowell en el desarrollo de una unidad de potencia propia, marca el inicio de una transformación profunda.
El objetivo está claro: dejar de ser una promesa y convertirse, por fin, en protagonista.
Alonso ha aceptado esta visión estratégica, aunque no sin matices. Si bien apoya públicamente al equipo, también ha dejado algunos mensajes entre líneas. Quiere señales claras de progreso. No está dispuesto a competir simplemente por estar. Su experiencia y talento siguen intactos, pero también su ambición. En varias carreras, la frustración se ha notado. Problemas de estrategia, degradación de neumáticos o falta de ritmo lo han alejado de los puestos de cabeza.

En este contexto, 2025 es un año de transición, pero con alto valor experimental. Aston Martin está utilizando la temporada para probar ideas que servirán como base conceptual para el coche de 2026. Esto implica resignar competitividad a corto plazo, pero con la promesa de un salto importante en el futuro.
La gran incógnita es si Alonso tendrá la paciencia necesaria. Con 43 años, no ha perdido ni el nivel ni el hambre de gloria. Sin embargo, su continuidad más allá del próximo año dependerá de lo que el equipo logre construir. Si en 2026 no hay un coche competitivo desde el inicio, no sería extraño que el español decidiera cerrar su etapa en la F1.
Mientras tanto, el equipo corre una carrera silenciosa contra el tiempo. Los resultados inmediatos valen menos que las respuestas que deben darle a su piloto estrella. La apuesta es ambiciosa. Pero si falla, el precio será alto: no solo otro año sin podios, sino posiblemente sin Alonso.

A todo esto se suma un movimiento clave fuera de pista. Aston Martin ha ampliado su fábrica en el complejo de Silverstone. Con una inversión fuerte en infraestructura, el equipo ha sumado un túnel de viento propio, nuevas áreas de diseño y una zona de integración técnica avanzada. La escudería ya no quiere depender de terceros ni de excusas. Ahora cuenta con los recursos para construir un proyecto ganador desde la base.
El futuro ya está en marcha. Y Aston Martin sabe que no tiene margen para equivocarse.